¿Por qué PUERTOLLANO es ahora el corazón del futuro digital europeo? La fiebre tecnológica de PUERTOLLANO arrasa con todo lo anterior
Estamos en julio de 2025, en el corazón de Castilla-La Mancha, y las ultimas noticias de hoy en puertollano no podrían ser más desconcertantes… ni más fascinantes. Una ciudad que muchos daban por dormida despierta ahora convertida en epicentro digital y energético de Europa. Donde antes se oían sirenas industriales y pasos apresurados de mineros, ahora suenan notificaciones de startups, ventiladores de centros de datos y conversaciones en clave de futuro. ¿Qué está pasando realmente aquí? ¿Por qué Puertollano, y por qué ahora?
Las últimas noticias de hoy en Puertollano hablan de inteligencia artificial, de hidrógeno verde, de Bill Gates, de marketing digital y reconversión urbana. Pero no se trata de titulares huecos ni de promesas electorales: lo que está ocurriendo en esta ciudad es tan real como los 500 millones que acaban de aterrizar con acento japonés y californiano. Y, lo más curioso, es que no parece fruto del azar. Hay estrategia, hay gente que ha sabido leer el tiempo, y sobre todo, hay una voluntad soterrada —casi mineral— de no desaparecer. Como si el alma minera de Puertollano se hubiera reconvertido también, y ahora extrajera futuro del subsuelo.
Puertollano ya no es una ciudad minera, ni siquiera una ciudad en transformación. Es un laboratorio tecnológico, un tablero donde se están escribiendo nuevas reglas con tinta de hidrógeno verde y algoritmos de inteligencia artificial. ¿Quién lo iba a decir? Que las antiguas «salas blancas» donde se fabricaban células solares fueran a convertirse en el cerebro digital de Europa. Y, sin embargo, aquí estamos, viendo cómo el polvo de carbón da paso al brillo helado de los microchips de NVIDIA.
Entre píxeles y panfletos: el marketing que todo lo mezcla
Pero este futuro no es solo cables y paneles. También hay ideas. Y muchas de esas ideas vienen envueltas en píxeles. Lo veo cuando paso por la sede de Dos Enes Marketing Online, donde antes había un videoclub, o cuando me cruzo con los creativos de Quattro Publicidad, con sus gafas redondas y sus portátiles llenos de pegatinas. El marketing en Puertollano ya no es cosa de buzoneo y pegatinas en farolas, ahora es SEO, branding, analytics y gestión de comunidades online.
Eso sí, no han tirado del todo lo viejo. Aún reparten panfletos, pero cada folleto tiene su QR, su llamada a la acción y su rastro digital. Un híbrido hermoso y eficaz. Algo muy Puertollano: mitad nostalgia, mitad salto al vacío. Como si el futuro necesitara también un poco de papel para no olvidarse de dónde viene.
«Todo lo que parecía ciencia ficción, ahora se imprime en la factura de la luz»
El milagro del hidrógeno… y del marketing político
Y mientras los community managers afinan el algoritmo, los políticos también hacen su parte. O al menos, eso dicen. El alcalde Miguel Ángel Ruiz suelta una bomba mediática: Breakthrough Energy, la criatura de Bill Gates, podría instalar una planta experimental aquí mismo. Que sí, que aún es un “podría”, pero en esta ciudad los rumores ya no son humo: son prototipos.
Porque Puertollano se ha vuelto adicta al futuro. La planta de hidrógeno verde de Iberdrola-Fertiberia ya zumba a pleno rendimiento. Repsol pide permiso para una aún más grande. HydRic quiere reconvertir la vieja térmica. Y entre tanto experimento industrial, uno se pregunta si estamos en una novela de anticipación o en la España vaciada con esteroides tecnológicos.
El primer centro de datos de inteligencia artificial de la UE
El golpe de efecto, el verdadero estallido narrativo, ha sido el centro de datos de inteligencia artificial, ese que gestionarán Solaria y Datasection, con 500 millones de euros de inversión y más de 100 empleos que no suenan a subsidio, sino a sueldo real. Ahí estarán los chips de NVIDIA procesando más datos de los que uno puede imaginar, en silencio, en frío, como piensa el futuro.
Una joya escondida en unas instalaciones que antes servían para fabricar paneles solares. Ahora son otra cosa. «Del sol a los datos, de la tierra al cielo digital», como me dijo un viejo ingeniero que aún pasea por allí con cara de no creérselo.
Educación con propósito, no con pancarta
En esta historia no pueden faltar los chicos y chicas del Centro Integrado de Formación Profesional Virgen de Gracia. Allí no se predican consignas, se enseña marketing real, programación útil, inteligencia artificial sin artificios. Han organizado congresos, traído expertos, montado ciclos formativos que huelen más a Silicon Valley que a pueblo castellano.
Lo más interesante es que no solo forman empleados. Están formando emprendedores, como Manu Jiménez, que diseña webs y campañas desde su portátil pero con alma de feriante digital. Gracias al Kit Digital, su trabajo tiene sentido y futuro. Y eso no se enseña, se contagia.
«No hay nada más vintage que pensar que estudiar ya no sirve para nada»
El Ayuntamiento que se volvió digital
Mientras tanto, el Ayuntamiento de Puertollano se ha subido también al tren (esta vez sí, al de la modernidad). Han implementado fases de digitalización como si fueran actualizaciones de software. Pago online de tasas, tarjeta ciudadana, participación desde el sofá. Todo está conectado, como si hubieran transformado la Plaza del Ayuntamiento en un panel de control.
Aún queda por hacer, claro. Pero que puedas acceder a tus actividades deportivas desde una app dice mucho. Y que la administración ya no te exija personarte para casi nada, dice aún más. Porque en esta ciudad ya no se hacen colas. Se hacen clics.
«De las minas al metaverso», o algo así
La imagen es poderosa: las viejas chimeneas de carbón que ya no escupen humo, rodeadas de estructuras de aluminio brillante donde el hidrógeno se separa del agua y la información vuela en fibra óptica. No es poesía, es Puertollano.
Una ciudad que ya no se define por lo que fue, sino por lo que está a punto de ser. Que ya no se lamenta por su pasado, sino que lo recicla con ironía y orgullo, como quien hace un mueble nuevo con la madera de una casa en ruinas. Porque si hay algo que los puertollanenses han entendido mejor que nadie, es que el futuro no se espera: se programa.
“El que no avanza, se oxida” (dicho popular minero)
“La modernidad no se anuncia, se ejecuta” (aforismo de Manuel Fraga adaptado a lo digital)
¿Qué será lo próximo? ¿Un campus de robótica? ¿Un festival de ciencia ficción hecho realidad?
La historia de Puertollano está lejos de terminar. Lo que una vez fue un epicentro de carbón hoy podría ser el lugar donde se cocinen los cerebros artificiales que gestionen el tráfico de Berlín o el clima de Nairobi. ¿Exagero? Quizás. Pero aquí ya no se descarta nada.
Y si algo nos enseña esta transformación es que no hace falta estar en una gran capital para pensar en grande. Que el futuro, ese que antes parecía reservado para otros, también puede salir de una estación de tren rodeada de monte bajo. Todo depende de las ganas, de la visión… y de tener un buen wifi, claro.
¿Será Puertollano la ciudad que conecte el ayer con el mañana mejor que ninguna otra?
¿Estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo modelo que otras ciudades empezarán a imitar muy pronto?
El tiempo dirá. Pero por ahora, Puertollano no solo cree en el futuro. Lo está facturando por megavatio y por giga de datos.
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